domingo, 11 de diciembre de 2011

Larry Underwood

"En el mismo comienzo del Génesis está escrito que Dios creó al hombre para confiarle el dominio sobre los pájaros, los peces y los animales. Claro que el Génesis fue escrito por un hombre y no por un caballo. No hay seguridad alguna de que Dios haya confiado efectivamente al hombre el dominio de otros seres. Más bien parece que el hombre inventó a Dios para convertir en sagrado el dominio sobre la vaca y el caballo, que había usurpado. Sí, el derecho a matar un ciervo o una vaca es lo único en lo que la humanidad coincide fraternalmente, incluso en medio de las guerras más sangrientas.
Ese derecho nos parece evidente porque somos nosotros los que nos encontramos en la cima de esa jerarquía. Pero bastaría con que entrara en el juego un tercero, por ejemplo un visitante de otro planeta al que Dios le hubiese dicho: "Dominarás a los seres de todas las estrellas", y toda la evidencia del Génesis se volvería de pronto problemática. Es posible que el hombre uncido a un carro por un marciano, eventualmente asado a la parrilla por un ser de la Vía Láctea, recuerde entonces la chuleta de ternera que estaba acostumbrado a trocear en su plato y le pida disculpa (¡tarde!) a la vaca.

martes, 6 de diciembre de 2011

Sokushinbutsu


"¿Cómo vivir en un mundo con el que una no está de acuerdo? ¿Cómo vivir con la gente si una no considera suyas ni sus penas ni sus alegrías? Si sabe que no es parte de ellos.

...Al convento se iban en otros tiempos las personas que no estaban de acuerdo con el mundo y no consideraban como propias las penas y las alegrías mundanas. Pero nuestro siglo se niega a reconocerle a la gente el derecho a no estar de acuerdo con el mundo y por eso los conventos a los que podía huir ya no se encuentran. Ya no hay sitios retirados del mundo y de la gente. De un sitio como aquel solo queda el recuerdo, el ideal del convento, el sueño del convento. La cartuja. Se retiró a la Cartuja de Parma. La visión del convento.

...Llegó a un arroyo y se tumbo en la hierba. Llevaba ya bastante tiempo allí y tenía la sensación de que la corriente penetraba dentro de ella y arrastraba consigo todos sus dolores y su suciedad: su yo, perdía el yo, estaba sin yo; y en eso consistía la felicidad.

...Lo que de la vida es insoportable, no es ser, sino ser su yo. El creador y su computadora dejaron sueltos en el mundo a miles de millones de yos con sus vidas. Pero ademas de esa enorme cantidad de vidas es posible imaginar un ser más fundamental, que estaba ahí antes aún de que el creador comenzara a crear, un ser sobre el que no tenía y no tiene influencia. Cuando estaba hoy tumbada en la hierba y penetraba dentro de ella el canto monótono del arroyo, que arrastraba consigo a su yo, la suciedad del yo, participaba de este ser fundamental que se manifestaba en la voz del tiempo que transcurría y en el azul del cielo; ahora sabe que no hay nada más bello.

...Vivir, en eso no hay felicidad alguna. Vivir: llevar por el mundo a su dolorido yo. Pero ser, ser es felicidad. Ser: convertirse en una fuente, en recipiente de piedra sobre el que cae el universo como una lluvia tibia."


viernes, 2 de diciembre de 2011