jueves, 30 de enero de 2014

SOBREDOSIS SUICIDA.. ¿27?



Llámame por mi verdadero nombre
Thich Nhat Hanh

No digas que partiré mañana
porque todavía estoy llegando.

Observa con atención: Arribo a cada instante,
 como un brote de primavera en cada rama, 
como un pajarillo de delicadas alas
aprendiendo a piar en su nuevo nido,
como una oruga en el cáliz de una flor,
como una joya incrustada en una roca.

Todavía estoy llegando para reír y para llorar,
para temer y alimentar la esperanza,
porque el latido de mi corazón
es el nacimiento y la muerte
de todo lo que vive.

Soy la crisálida que se metamorfosea
en la superficie del río
y también soy el pájaro que,
cuando llega la primavera, 
devora la crisálida.

Soy la rana que juguetea dichosa
en el agua cristalina de un estanque
y también soy la culebra que
sigilosamente se alimenta de la rana.

Soy ese niño de uganda,
un saco de piel, huesos
y piernas tan enjutas como la caña de bambú,
y también soy el traficante
que vende armas a uganda.

Soy la niña de doce años,
escondida en un bote
que navega a la deriva en el océano
después de haber sido violada por un pirata,
y también soy ese pirata
cuyo despiadado corazón
ignora lo que es el amor.

Soy el miembro del Comite Central
cegado por el poder
y soy también el hombre
que cancela una deuda de sangre con su pueblo
muriendo lentamente
en un campo de trabajos forzados.

Mi gozo es como la primavera,
cuya tibieza entreabre las flores
de todos los caminos de la vida.
Mi dolor es como un río de lágrimas
cuyo caudal colmaría todos los océanos.
Llámame por mi verdadero nombre
para que pueda escuchar, al mismo tiempo
mis carcajadas y mis lamentos,
para que pueda descubrir, al fin,
que el gozo y la aflicción
son una y la misma cosa.

Llámame por mi verdadero nombre
para poder despertar
y, de ese modo,
abrir la puerta de mi corazón, 
la puerta de la compasión.











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