jueves, 22 de mayo de 2014

SOBRE(DOS)IS, EL CLUB DE LXS 27

-->

El club de lxs 27 esta de fiesta, esta noche hacen música, danzan y maullan..
Estan de fiesta por k has llegado.
Me llaman a unirme al ritual pagano, pero tengo miedo, el miedo paraliza.
5 años pasaron ya de akella fiesta k se ha transformado en un ritual pagano, un juego anual.
Vamos a jugar?
Vamos a jugar; me tientas a estos 27 años k tengo ahora k tu tenias y tendrás por siempre en las fotos..
El club de lxs 27 esta de fiesta..
Vamos a celebrar?
5 años y me animo a volver a eskribirte..
kiciera decirte todas las palabras k me guardo en la garganta, en tu oido muerto..
o si no se me konvierten en pollos negros matutinos..
Kiciera decirte k no tenías pork pedir diskulpas por no ser el “mejor polvo de nuestras vidas”; pero, en ese momento no te lo dije.. aún no era tiempo de vista clara, de darme kuenta de lo programadas k hemos sido e intentabamos hacer komo en las pelíkulas..
Kiciera haberte dicho:-kedate- esa tarde de nudistas de patio.
Kiciera decirte k te enkuentro un agueonao por morir, por no haber seguido akella intuición, por pasarte por la raja la situación e insistir en el deseo personal, en el ejercicio de poder y tomar nuevamente lo arrebatado e insistir, errar y morír..
K es la muerte?
Existe?
Si “nada se krea ni se destruye, solo se transforma”; entonces sigues aki.. siempre has estado, nunka te has ido y nunka te irás? Somos eternas?
Kiero saberlo, kiero llegar al final de este video juego, kiero darlo vuelta..
saber.
Sin embargo, no hubo momento para decirte estas kosas..
Kreo k estabamos fuera de foko, el foko k es el centro de una.
Busco liberarme de mi. De este producto k “soy”, de este resultado.
Explotar.
Explotando esta konstrucción de mi, de amarrarme a kreer k la babilon es la realidad, de kreer k soy mujer, de kreer k el sexo es más k un juego y k la posesión es amor.. de kreer k necesito dinero para vivir, de kreerme las reglas y jugar en el tablero, de kreer/krear el drama, de ser juez y victima, de sentir culpa..
Mejor komamos chokolates!
La filosofía barata, los zapatos de goma y el poeta de mal gusto..
Al club de lxs 27 ha arribado el terrorista romantiko kantante.. la filosofa barata/maraka no llega aún, pork aún no se anima a kantar..
te abrazo por la espalda esta noche, exploto kontigo.. exploto por ti en un líkido resbaladizo k no es tu sangre..
Gracias por verme, por llorar y por las borracheras de poetas malditas..
Kaoslove
Nos vemos pronto, fumando pitos..
SOBRE(DOS)IS.
Kaoslove
Atte. La borracha 
Atte. El club de lxs 27.


martes, 20 de mayo de 2014

SOBRE(DOS)IS NOMADA





























BONUS TRACK I
VOLAR



 



O TAMBIÉN PODEMOS CONTINUAR CON ESTA FARSA







 BONUS TRACK II
Jipismo Ilustrado



domingo, 4 de mayo de 2014

SOBREDOSIS; Atte. El club de lxs 27..



“Tuvo la impresión de moverse por un laberinto del que no iba a salir nunca, un mundo secreto y misterioso en el que imperaban leyes diferentes de las que ella conocía, leyes incomprensibles para todo el que viniera de fuera, impuesta para confundir al visitante y para convencerlo de la ilimitada autoridad del shogun y bakufu.
..Solo cuándo hayáis reconocido que ni siquiera el derecho es escencial en comparación con la injusticia, que no es importante si sentis frío o calor, amor u odio, y si comprendéis que en vuestro interior no portais ninguna diferencia fundamental, sólo entonces podréis decir adios al dolor..
Y siguió caminando. El campo sembrado de tumbas parecía no querer terminar nunca. Debía ser agradable, seguir caminando así, cada vez más lejos, hasta cruzar la frontera, pensó. No esperaba encontrar, tras la frontera, un paraíso en el que Amida saldría a recibirla. Lo que esperaba encontrar era la nada: un lugar oscuro, desierto; allí se detendría toda percepción. No creía que allí fuera a tener miedo, como Seami había hecho decir a los heroes de sus piezas. Pero ¿cómo es posible llegar a un lugar que no existe? Se preguntó. Exactamente allí esta el salto que hay que dar, le respondió una voz. Todo es uno, no dos.
A la vista de esta gigante estatua comprendío por primera vez, que además de la belleza y el amor existe otro altísimo valor: la nada.”



BONUS TRACK I



EL DESNUDISMO

Nosotros hemos considerado siempre el desnudismo como una reivindicación de orden revolucionario.
Debemos añadir que es únicamente como medio individual de emancipación que nos interesa. Lo que no quiere decir que no como prendamos se practique la desnudez con un fin terapéutico o para aproximarse a un estado de cosas “naturista”. Desde el punto de vista individualista, la práctica del desnudismo es algo más que un ejercicio higiénico que realza la cultura física.
Consideramos la práctica de la desnudez como: Una afirmación. Una protesta. Una liberación.
Una afirmación. Reivindicar la facultad de vivir desnudo, de desnudarse, de deambular desnudo, de asociarse entre nudistas sin tener otra preocupación al descubrir el cuerpo que la resistencia a la temperatura, es afirmar el derecho a la entera disposición de la individualidad corporal. Es proclamar la indiferencia a las conveniencias, las morales, los mandamientos religiosos y las leyes sociales que niegan al hombre o la mujer, con pretextos diversos, disponer de las diferentes partes del cuerpo. Contra las instituciones societarias y religiosas que aseveran que el uso o desgaste del cuerpo humano está subordinado a la voluntad del legislador o del sacerdote, la revindicación desnudista es una de las manifestaciones más profundas de la libertad individual.
Una protesta. Reivindicar y practicar la libertad de la desnudez es protestar, en efecto, contra todo dogma, ley o costumbre que establezca una jerarquía de partes corporales; que considere, por ejemplo, que la exhibición de la cara, las manos, los brazos, la garganta, es más decente, más moral, más respetable que poner al desnudo parte de las nalgas, los senos o el vientre. Es protestar contra la clasificación de las partes del cuerpo en nobles e innobles: la nariz, por ejemplo, considerada noble, y el miembro viril sumamente innoble. Es protestar, en sentido más elevado, contra toda intervención (legal o como sea) que exige que “no obliguemos a nadie” a desnudarse “si no le gusta”, y que nosotros estemos “obligados a vestirnos”, ¡si así conviene a otros!
Una liberación. Liberación de la vestimenta, de la sujeción de llevar una ropa que jamás ha sido ni puede ser otra cosa que un disfraz hipócrita, puesto que la importancia se traslada a lo que cubre al individuo -por consiguiente, a “lo accesorio”- y no a su cuerpo, cuya cultura, sin embargo, constituye lo esencial. Liberación de una de las principales nociones sobre las que se basan las ideas de “permiso”, “prohibición”, “bien” y “mal”. Liberación de la coquetería, de la pasiva aceptación de ese dorado marco artificial que mantiene la diferencia de clases. Rescatarse, en fin, de ese prejuicio de pudor que no deja de ser más que “la vergüenza del cuerpo”. Librarse de la obsesión de “obscenidad” que actualmente cultiva el tartufismo social.
Sostenemos que la práctica de la desnudez es un factor de “mejor camaradería”, de “compañerismo menos escaso”. Un compañero, o una compañera, nos es menos distante, más caro, más íntimo, solamente por el hecho de darse a conocer a nosotros sin segunda intención intelectual o ética, y más aún sin el menor disimulo corporal.
Los detractores del desnudismo nos dicen que la vista de lo desnudo, la frecuentación entre desnudistas de los dos sexos exalta el deseo erótico. En realidad, la “exaltación” erótica engendrada por las realizaciones desnudistas es “pura, natural e instintiva” y no puede ser comparada a la “excitación” ficticia producida por el semidesnudo, la ligereza del vestido galante y todos los artificios del tocado y los afeites de que se sirve la sociedad vestida, o a medio vestir, en que nos hallamos.
(Texto publicdo en 1956, vale aclarar que Emile Armand alentaba el amor libre y el desnudismo ya desde los años 20 y 30)

BONUS TRACK II


 





BONUS TRACK III




Incluso a pesar de no entender lo que estaba sucediendo,
He tenido experiencias de iluminación usando drogas alucinógenas.  Sé que el LSD es falso, pero ¿qué hay de verdad, si es que hay algo, en los hongos?

La pregunta es de Reese Guth.
El LSD no es falso, es tan real como cualquier otra cosa. Pero la experiencia que crea es un falso samadhi. Recuerda la distinción que estoy haciendo: el LSD no es falso, pero la ex­periencia que se crea bajo el efecto del LSD es una experien­cia falsa.

Has dicho: «He tenido experiencias de iluminación...».

No eran experiencias de iluminación. Quizás hayan sido experiencias de luz, pero no de iluminación, flashes; pero tú no te iluminas con esas experiencias, no te conviertes en un buda; al contrario, son desastrosas para ti. El LSD cambia la química de tu cuerpo, igual que los hongos. No te cambia a ti, cambia tu cuerpo, igual que el alimento, el aire, el clima, la luna, la luna llena; todo ello cambia tu cuerpo, pero tú no cambias por ello. Todos esos cambios suceden en el cuerpo, son cambios químicos; no alquímicos, sólo químicos. ¿Qué es un cambio alquímico? Cuando tu consciencia cambia. Y la consciencia no puede ser cambiada por nada que venga de fuera.
La consciencia no puede cambiarse con el alimento, comer este alimento o aquél. La consciencia no puede cambiarse no comiendo, o ayunando. Recuerda, no hay mucha diferencia entre la gente que toma LSD y la gente que hace un largo ayuno, ¡ninguna diferencia! Ambos están tratando de cambiar la química del cuerpo. Los que toman hongos y otras drogas no están haciendo nada diferente de los que hacen ejercicios de yoga, porque de ambas formas están cambiando el cuerpo, El cambio no está sucediendo en la consciencia. La consciencia está más allá de todas las químicas.
Si ayunas lo suficiente, naturalmente la química de tu cuerpo no puede seguir siendo la misma. Algunas cosas desaparecen de la química de tu cuerpo y otras se acumulan demasiado. La combinación de elementos químicos en tu cuerpo cambia.
Después de un mes de largo ayuno sentirás cosas hermosas, pero esas cosas hermosas se producen por el cambio químico. Cuando empieces a comer, desaparecerán. Si practicas determinadas posturas de yoga ininterrumpidamente, durante años, haciendo presión en la estructura de tu cuerpo en ciertos puntos, ciertos puntos importantes, trabajando los meridianos de tu cuerpo y ciertas articulaciones; la química de tu cuerpo cambiará. Respirar de determinada manera durante años cambiará la estructura de tu cuerpo, porque el equilibrio del oxígeno y del dióxido de carbono cambiará con tu respiración.
¿Te has dado cuenta de que cuando estás enfadado respiras de un modo diferente? ¿Por qué? Ese modo diferente de respirar libera algunos elementos químicos de tu cuerpo que te ayudan a estar enfadado. Si no respiras de un modo diferente serás incapaz de enfadarte. lnténtalo: respira de la forma budista y no podrás enfadarte, porque el modo budista no deja que los elementos químicos de tu cuerpo que hacen falta para el enfado se liberen.
¿Tienes miedo? Respiras de un modo distinto. Hacen falta elementos químicos diferentes, porque un hombre que está asustado necesita escapar rápido, tan rápido como pueda. Necesita volar, hacen falta algunos elementos químicos para que pueda huir rápido. Cuando estás inmerso en una pasión sexual la respiración cambia. Continúa respirando normalmente y no serás capaz de alcanzar el orgasmo. Para que el orgasmo se desencadene se necesita un determinado tipo de respiración.
Pero esos cambios son físicos; no van a afectar a tu consciencia. Ésta es testigo de todos los cambios. Trata de entenderlo.
Tienes hambre, te sientes hambriento: el cuerpo tiene hambre, la consciencia observa el hecho de que el cuerpo tiene hambre. La consciencia nunca tiene hambre, no puede experimentar el hambre; no tiene estómago. Sólo puede ser un testigo. La consciencia no es otra cosa que observar. Recuerda esta fórmula: la consciencia es atestiguar. ¿Tienes hambre? La consciencia refleja el hambre. Es como un espejo que dice: «El cuerpo tiene hambre». Cuando has comido y tu cuerpo está satisfecho la consciencia dice: «El cuerpo está satisfecho». La consciencia no tenía hambre ni tampoco está satisfecha. En ambos casos estaba sólo atestiguando: hambre/satisfacción, pasión sexual/satisfacción sexual, rabia/liberación de la rabia.
Tomar LSD o cualquier otra droga son experiencias luminosas. La consciencia está simplemente esperando y observando. Simplemente dice: «Mira, están ocurriendo cosas hermosas», pero no le están sucediendo a la consciencia.
¡El crecimiento espiritual es el crecimiento de este observar! No tiene nada que ver con experiencias específicas. El crecimiento espiritual no es una búsqueda de experiencias insólitas. La espiritualidad no tiene nada que ver con este tipo de experiencias. De hecho decir que cualquier experiencia es "una experiencia espiritual" es absolutamente equivocado, porque no todas las experiencias son espirituales. Quien experimenta es el espíritu. El testigo es el único fenómeno espiritual. El punto realmente espiritual es cuando no hay experiencias, y el que experimenta se queda solo, completamente solo, cuando todas las experiencias han desaparecido -el hambre, la saciedad, la liberación, el amor, el odio, el despertar de la kundalini, los chacras que se abren, flores de loto que se abren en ti, luces descendiendo sobre ti, escuchas una música celestial, sientes una espaciosidad, sientes alegría, sientes dicha-. No hay un objeto a experimentar, sino que ahí sólo se encuentra este testigo, observando silenciosamente la nada. Entonces has llegado. Esto es samadhi. Atestiguar la nada es samadhi. Esto es lo que el Buda llama nirvana, la nada, el vacío.
Tu pregunta está llena de sentido. Y no sólo se refiere a la experiencia psicodélica, sino a todo tipo de experiencias. Las experiencias como tales no son espirituales. Cuando todas las experiencias se han ido y no sientes nada en absoluto, y tampoco te has quedado dormido... Durante el sueño también estas experiencias desaparecen. Durante el sueño profundo, lo que Patanjali llama sushupti, en donde no hay sueños, todas las ex­periencias desaparecen, y el que experimenta también desaparece. Patanjali dice que sushupti y samadhi son similares y a la vez muy diferentes, diametralmente opuestos. ¿Cuál es su similitud? Que en ambos no hay experiencias. ¿Y cuál es la diferencia? En sushupti, en el sueño profundo, el que experimenta tampoco está. En samadhi las experiencias se han ido pero el que experimenta está sentado en silencio observando la nada, atestiguando la nada. ¡Eso es iluminación! Las experiencias pueden ser luminosas, hermosas, te pueden dar una gran alegría, pero aún no son iluminación.
Ésta ocurre cuando está ahí la luz pero cae sobre la nada. La luz llena la nada, no se ve ningún objeto en esa luz; eso es liberación. Ser liberado de las experiencias es liberarse del mundo. "El mundo" significa todo tipo de experiencias, lo que los chinos llaman "las diez mil experiencias"; en eso consiste el mundo.

Dices: A pesar de no entender lo que estaba sucediendo, he tenido experiencias de iluminación usando drogas alucinógenas. Sé que el LSD es falso, pero ¿qué hay de verdad, si es que hay algo, en los hongos?

La verdad es que te pueden dar viajes hermosos, y también viajes desagradables. Te pueden ofrecer sueños dorados y también pesadillas. Todo depende de ti.
La droga sólo desencadena un proceso. Sea cual sea el sueño que esté listo a explotar en ti, explotará, por eso ha habido informes de experiencias contradictorias.
Aldous Huxley cuenta que experimentó el cielo, y Karl Rahner dice que estuvo en el infierno. Ahora bien, Rahner está en contra de las drogas y Huxley totalmente a favor. Si estás a favor de las drogas, tu mismo prejuicio te ayudará a crear experiencias hermosas. Estarás esperando a que suceda algo bonito, tu creencia creará la magia. Si estás en contra desde el principio, sospechando, dudando, asustado, y ya sabes que vas a tener una experiencia infernal, la tendrás.
Un antiguo dicho sufí dice: el infierno está reservado para aquellos que creen en él. Y el cielo está también preservado para aquellos que creen en él. Pero todo es una invención. No hay infierno, no hay cielo; tú creas tu infierno, tú creas tu cielo. Si estás de un humor negativo y tomas LSD tendrás pesadillas. Si estás de un humor positivo, fluyendo, amoroso, la droga te llevará al paraíso.
Los consumidores de drogas más antiguos han estado en la India. La India sabe más de drogas que cualquier otro país. Durante diez mil años por lo menos, el noventa y nueve por cien de los sannyasins indios han estado tomando drogas, desde el Rig- Veda hasta hoy, desde el soma hasta el LSD. La India sabe mucho. Ha creado tecnologías, técnicas y metodologías sobre cómo tomar una droga. El viaje de una droga debe ser muy dirigido; necesita un guía, que cree la atmósf­ra, la idea. Poco a poco te va hipnotizando sobre lo que te está ocurriendo. Y bajo el efecto de las drogas la persona se vuelve muy sugestionable, absolutamente sugestionable; se pierde toda la razón. La facultad de soñar empieza a funcionar, la imaginación se desata. Ahora la imaginación puede hacer ambas cosas: crear el infierno o el cielo. Necesitas un guía. El guía poco a poco te conduce hacia el cielo, hacia experiencias celestiales. Crea un hermoso sueño, un sueño poético a tu alrededor, y tú estás en un estado sugestionable, eres simplemente una víctima.
Pero guiado o sin guiar, cualquier experiencia con drogas o con el ayuno es falsa. Se trata de una experiencia falsa.
El samadhi se da cuando el testigo se ha quedado solo, observando la nada. Esa es la verdadera experiencia espiritual, si quieres llamarla así, pero en realidad no es una experiencia, porque en la experiencia necesitas tres cosas: el que experimenta, lo experimentado y la experiencia. No quedan tres cosas en absoluto. Sólo hay un solo testigo, atestiguando la nada total, shunya, la vaciedad. Esa es la verdadera experiencia.
La verdadera experiencia es una "no experiencia". Y sólo cuando alcanzas una no-experiencia, puedes creer que estás viviendo algo iluminador. De otra forma las experiencias luminosas vienen y van, destellos de la mente, productos del sueño.
¿Puede el LSD ser utilizado como una ayuda en la meditación?

El LSD puede ser utilizado como una ayuda, pero la ayuda es muy peligrosa. No es tan fácil. Si empleas un mantra, incluso eso se convertirá en algo de lo que será difícil desembarazarse, pero si empleadas ácido, LSD, será incluso más difícil desembarazarse de él.
En el instante en que estás viajando en LSD, no posees el control. Tú química toma el control y tú no eres el amo, y una vez no eres el amo es difícil recuperar esa posición. Si la química ahora no es la esclava; tú eres el esclavo. Ahora no será tu elección el cómo controlar. Una vez ingieres LSD como ayuda, estás haciendo del amo un esclavo y toda la química corporal será afectada.
Tu cuerpo empezará a anhelar el LSD. Ahora esta ansia no será sólo de la mente, como ocurre cuando te apegas a un mantra. Cuando empleas el ácido como una ayuda, el ansia se convierte en parte del cuerpo; el LSD penetra hasta las mismas células del cuerpo. Las cambia. Tú estructura química interna se vuelve diferente. Entonces todas las células del cuerpo empiezan a ansiar ácido y será difícil abandonarlo.
El LSD puede ser utilizado para llevarte hasta la meditación solamente si tu cuerpo ha sido preparado para esto. De modo que si tú preguntas si puede ser utilizado en Occidente, te diré que en absoluto es para Occidente. Solamente puede ser utilizado en Oriente, si el cuerpo ha sido totalmente preparado para eso. El Yoga lo ha usado, el Tantra lo ha usado, existen escuelas de Tantra y de Yoga que han empleado el LSD como ayuda, pero en ese caso preparan antes tu cuerpo. Hay un largo proceso de purificación del cuerpo. Tu cuerpo se vuelve tan puro y tú te vuelves un Maestro tan grande que incluso la química no puede convertirse entonces en tu maestro. Así pues, el Yoga lo permite, pero de un modo muy específico.
Primero tu cuerpo ha de ser químicamente purificado. Entonces poseerás tal control del cuerpo que incluso tu química corporal podrá ser controlada. Por ejemplo, existen unos determinados ejercicio yóguicos: si ingieres un veneno, mediante un determinado ejercicio yóguico puedes ordenar a tu sangre que no se mezcle con él y el veneno pasará a través del cuerpo y saldrá por la orina sin haberse mezclado para nada con la sangre. Si tú puedes hacer esto, si puedes controlar tu química corporal, entonces puedes emplear cualquier cosa porque te has vuelto el amo.
En el Tantra, particularmente en el Tantra "de izquierdas", emplean el alcohol como ayuda para la meditación. Parece absurdo; no lo es. El buscador ingiere alcohol en una determinada cantidad; entonces intenta mantenerse alerta. No ha de perder la consciencia. Poco a poco la cantidad de alcohol va siendo aumentada, pero la consciencia ha de permanecer alerta. La persona ha ingerido alcohol; éste ha sido absorbido por el cuerpo, pero la mente permanece por encima; no se pierde la consciencia. Entonces la cantidad de alcohol va siendo aumentada más y más. Mediante esta práctica llega un punto en el que se te puede suministrar cualquier cantidad de alcohol y la mente sigue estando alerta. Solamente entonces puede el LSD ser de ayuda.
En Occidente no existen prácticas para purificar el cuerpo o para incrementar la consciencia mediante cambios en la química corporal. El ácido es ingerido en Occidente sin ninguna preparación. Esto no va a ser de ayuda. Más bien, al contrario, puede destruir toda la mente.
Existen muchos problemas. Una vez estás en un viaje de LSD, tienes un destello de algo que nunca has conocido, de algo que nunca has sentido. Si empiezas a practicar, la meditación es un largo proceso, pero el LSD no es un proceso. Lo ingieres y se acabó el proceso. Entonces el cuerpo empieza a trabajar. La meditación es un largo proceso; has de practicarla durante años, solamente entonces llegarán los resultados. Y cuando tú has experimentado un atajo, te será difícil seguir un largo proceso. La gente ansiará volver al uso de las drogas. Por esto es difícil meditar una vez que has obtenido un destello mediante la química. El emprender un proceso que será largo, será difícil. La meditación necesita más stamina, más confianza, más espera, y será difícil porque ahora tú puedes comparar.
En segundo lugar, cualquier método es malo si tú no puedes controlar todo el tiempo. Cuando estás meditando tú puedes parar en cualquier momento. Si quieres dejarlo, puedes parar ahora mismo, puedes salir de ello. Tú no puedes detener un viaje de LSD. Una vez has ingerido el LSD has de completar el círculo. Entonces tú no eres el amo.
Todo lo que haga de ti un esclavo, en último término, no te va a ayudar espiritualmente, porque la espiritualidad significa básicamente ser el amo de uno mismo. De modo que no sugeriría atajos. No estoy en contra del LSD, puede que a veces éste a su favor, pero entonces será necesario un largo proceso preliminar. Entonces tú serás el amo. Pero entonces el LSD no será un atajo. Será más largo incluso que la meditación. El Hatha Yoga emplea años para preparar un cuerpo. Veinte años, veinticinco años, entonces un cuerpo está preparado; ahora puedes emplear cualquier ayuda química y no será destructiva para tu ser. Pero entonces el proceso es mucho más largo.
De esta manera sí puede emplearse el LSD; entonces estoy a favor de su uso. Si estás preparado para invertir veinte años en la preparación del cuerpo para poder ingerir LSD, entonces no es destructivo. Pero lo mismo puede hacerse con dos años de meditación. Debido a que el cuerpo es más burdo, llegar a ser su amo es más difícil. La mente es más sutil, de modo que ser su amo es más fácil. El cuerpo está más lejos de tu ser, de modo que hay una distancia mayor. Con la mente, la separación es menor.
En la India el método primitivo para preparar el cuerpo para la meditación era el Hatha Yoga. Llevaba tanto tiempo el preparar al cuerpo, que, a veces, el Hatha Yoga tenía que inventar métodos para prolongar la vida de modo que el Hatha Yoga pudiera ser continuado. Era un proceso tan largo que sesenta años podían no ser suficientes, setenta años podían no ser suficientes. Y ahí surge un problema: si en esta vida no se llega a ser el amo, entonces en la vida próxima tendrás que empezar desde el abc porque entonces tendrás un nuevo cuerpo. Se habrá desperdiciado todo ese esfuerzo. En tu próxima vida no tendrás una nueva mente, la vieja mente continúa, por eso todo aquello que se haya alcanzado a través de la mente seguirá contigo, pero todo lo que se haya alcanzado a través del cuerpo se perderá con cada muerte. Así, el Hatha Yoga tuvo que inventar métodos para prolongar la vida durante doscientos o trescientos años, a fin de que uno pudiera llegar a ser el amo.
Si se llega a ser el amo de la mente, entonces eres capaz de cambiar el cuerpo, pero la preparación del cuerpo pertenece exclusivamente al cuerpo. El Hatha Yoga inventó muchos métodos para que pudiera completarse el proceso, pero entonces se descubrieron métodos incluso más efectivos: cómo controlar directamente la mente,—el Raja Yoga. Con esos métodos el cuerpo puede ser de una cierta ayuda, pero no hay necesidad de ocuparse demasiado de él. De modo que los adeptos del Hatha Yoga han dicho que puede usarse el LSD, pero el Raja Yoga no puede decir que pueda usarse el LSD, porque el Raja Yoga no posee ninguna metodología para preparar al cuerpo. Emplea directamente la meditación.
A veces sucede—sólo a veces, en pocas ocasiones—que si obtenemos un vislumbre a través del LSD y no te conviertes en adicto suyo, puede que ese vislumbre desate una sed de buscar algo más. Así que probarlo una vez, está bien, pero llega a ser difícil saber dónde detenerse y cómo detenerse. El primer viaje está bien; viajar por una vez, está bien. Te vuelves consciente de un mundo distinto y entonces empiezas a buscar, empiezas tu búsqueda, debido a ello. Entonces es difícil parar. Este es el problema. Si eres capaz de parar, entonces ingerir LSD, por una vez, es bueno. Pero ese "si", es un si con mayúsculas.
Mulla Nasrudin solía decir que él nunca tomaba más de un vaso de vino. Muchos amigos ponían objeciones a su afirmación porque le habían visto tomar un vaso tras otro. El les dijo, "El segundo vaso se toma debido al primero. "Yo" tomo sólo uno. El segundo se debe al primero, y el tercero al segundo. Entonces yo no soy el amo. Solamente soy el amo respecto al primero, de forma que, ¿cómo voy a decir que tomo más de uno? "Yo" tomo solamente uno. ¡Siempre solo uno!"
Con el primero, tú eres el amo. Con el segundo, no lo eres. El primero te llevará al segundo y entonces eso seguirá sin parar; entonces deja de estar en tus manos. Empezar cualquier cosa es fácil porque tú eres el amo pero acabar cualquier cosa es difícil porque entonces tú no eres el amo. Así que no estoy en contra del LSD, y si lo estuviera, es con una condición. Esta es la condición: si puedes seguir siendo el amo, entonces está bien. Usa cualquier cosa, pero permanece siendo el amo. Y si no puedes seguir siendo el amo, entonces no te metas nunca en un camino peligroso. Nunca entres en él; será lo mejor.

BONUS TRACK IV

-->




¿Camello, león o niño?
Tú decides!
 Un hombre sabio, la maravilla de su tiempo, compartía con
sus discípulos lo que parecía un inagotable almacén de sabiduría.
Él atribuía todo su conocimiento a un grueso tomo que disfrutaba
de un lugar de honor en su habitación.
El sabio no permitía que nadie abriera el volumen.
Cuando murió, aquellos que habían estado a su lado,
considerándose a sí mismos como sus herederos, corrieron a
abrir el libro, ansiosos de poseer su contenido.
Se quedaron sorprendidos, confundidos y disgustados
cuando vieron que estaba escrito sólo en una página.
Se quedaron incluso más desconcertados y luego irritados
cuando trataron de descifrar el significado de la frase que
encontraron sus ojos.
Decía: «Cuando te des cuenta de la diferencia que hay entre
el continente y el contenido, obtendrás el conocimiento».

El hombre no nace perfecto. Nace incompleto. Desde su nacimiento es un proceso. Nace en el camino, como un peregrino. Esa es su agonía y también su éxtasis; agonía porque no puede descansar, tiene que seguir hacia adelante, siempre. Tiene que buscar, indagar, explorar; tiene que llegar a ser, porque su ser aparece sólo a través del llegar a ser. Llegar a ser es su ser. Sólo puede ser si se está moviendo.
La evolución es intrínseca a la naturaleza humana, la evolución es su verdadero ser. Y aquellos que no hacen caso de esto no llegan a realizarse; los que piensan que han nacido completos no evolucionan. Entonces la semilla se queda en semilla, nunca se convierte en un árbol, nunca llega a conocer las alegrías de la primavera, la luz brillante del sol, la lluvia ni el éxtasis de explotar en millones de flores.
Esa explosión es la realización, es todo lo que es Dios: una explosión de millones de flores. El hombre acaba de realizarse sólo cuando el potencial se ha actualizado. El hombre nace como un potencial; eso es algo único, intrínseco al hombre. Todos los demás animales nacen completos, nacen como van a morir. Entre su nacimiento y su muerte no hay evolución: se mueven en el mismo plano, nunca se transforman. Nunca sucede un cambio radical en sus vidas. Se mueven horizontalmente, lo vertical nunca los traspasa.
Si el hombre también se mueve horizontalmente desperdiciará su condición humana, no se convertirá en espíritu. Eso es lo que Gurdjieff quería decir cuando decía que no todo el mundo tiene alma. Es muy raro que una persona tenga alma. Ahora bien, ésta es una afirmación muy extraña, porque durante siglos te han estado diciendo que has nacido con un alma. Gurdjieff dice que sólo naces con el potencial de llegar a tener alma, no que ya nazcas con ella. Tienes una pista, pero esa pista hay que trabajarla. Tienes la semilla, pero tienes que buscar la tierra, la estación, el clima apropiado y el momento adecuado para explotar, para crecer.
Si te mueves horizontalmente, te quedarás sin alma. Cuando lo vertical te penetra, adquieres un alma. "Alma" significa que lo vertical ha penetrado lo horizontal. O, como un ejemplo, puedes pensar en el gusano, el capullo y la mariposa.
El hombre nace como una larva. Desafortunadamente, el hombre también muere como una larva, muy pocos se transforman en gusanos. La larva es estática: no conoce el movimiento, se queda atascada en un punto, en un lugar, en una etapa. Muy poca gente crece hasta convertirse en gusano. El gusano comienza a moverse; entra el dinamismo. La larva es estática, el gusano se mueve. Con el movimiento se despierta la vida. Nuevamente muchos se quedan en gusanos: siguen moviéndose horizontal­mente, en el mismo plano, en una sola dimensión. Raramente dan el salto cuántico y se convierten en mariposas, en un hombre como el Buda, Jalaludin Rumi, Jesús, o Kabir. Entonces interviene lo vertical. La larva es estática; el gusano se mueve, conoce el movimiento; la mariposa vuela, conoce las alturas, comienza a ascender. A la mariposa le crecen alas; esas alas son la meta. A menos que te crezcan alas y te conviertas en un fenómeno alado, no tendrás un alma.
La verdad se realiza a través de tres etapas: asimilación, independencia y creatividad. Recuerda estas tres palabras, son esenciales. Asimilación: esa es la función de la larva.
Asimila el alimento, se está preparando para convertirse en un gusano. Está haciendo los preparativos, es un depósito. Cuando la energía está lista se convertirá en un gusano. Antes del movimiento, necesitarás una gran energía para moverte. El gusano es la asimilación, el trabajo hecho, consumado.
Luego comienza la segunda parte: independencia. La larva es abandonada. Ahora ya no hace falta quedarse en un sitio. Ha llegado el momento de explorar, de la aventura. La vida real comienza con el movimiento, con la independencia. La larva sigue siendo dependiente, prisionera, encadenada. El gusano ha roto las cadenas, empieza a moverse. El hielo se ha fundido, ya no está congelado. La larva es una etapa estática. El gusano es movimiento, como un río.
Y luego llega la tercera etapa, la de la creatividad. La independencia solamente ha dejado de ser significativa. Sólo con ser independiente no sentirás satisfacción. Está bien salir de la prisión, pero ¿para qué? ¿Independencia para qué? ¿Libertad de qué?
Recuerda, la libertad tiene dos aspectos: primero, libertad de, y segundo, libertad para. Mucha gente alcanza sólo el primer tipo de libertad, libertad de: libre de los padres, libre de la Iglesia, libre de la organización, libre de esto y aquello, libre de todas las prisiones. Pero ¿para qué? Ésta es una libertad muy negativa. Si sólo conoces la libertad de, no has conocido la libertad real, sólo el aspecto negativo. El aspecto positivo tiene que ser conocido: libertad para crear, para ser, para expresarse, para cantar tu canción, para bailar tu baile: Éste es el tercer estadio: creatividad.
Entonces el gusano se convierte en un fenómeno alado, un catador de miel, busca, descubre, explora, crea. Por eso, la belleza de la mariposa. La gente creativa es la única gente hermosa porque sólo la gente creativa conoce el esplendor de la vida: tienen ojos para ver, oídos para oír y un corazón para sentir. Están totalmente vivos, viven al máximo. Queman su antorcha por ambos lados. Su vida es intensidad, totalidad.
Podemos utilizar las metáforas empleadas por Friedrich Nietzsche. Él dice que la vida del hombre puede dividirse en tres metamorfosis del espíritu sucesivas. A la primera le llama "el camello", a la segunda le llama "el león" y a la tercera "el niño". Son metáforas muy preñadas..., el camello, el león, el niño.
Cada ser humano tiene que hacer uso y asimilar la herencia cultural de su sociedad; su cultura, su religión, su gente. Tiene que asimilar todo lo que el pasado pone a su disposición. Tiene que asimilar el pasado; esto es lo que Nietzsche llama la etapa del camello. El camello tiene el poder de almacenar en su cuerpo enormes cantidades de alimentos y agua para su arduo viaje a través del desierto. Y la situación es la misma con el ser humano; tienes que atravesar el desierto, tienes que asimilar todo el pasado. Y recuerda, no bastará sólo con memorizarlo..., hay que asimilarlo. Y también recuerda: si una persona se limita a memorizar el pasado es porque no puede asimilarlo. Si puedes asimilar el pasado te liberas de él. Puedes utilizarlo, pero no te puede utilizar. Puedes poseerlo, pero no te puede poseer.
Cuando has asimilado el alimento no necesitas recordarlo. No existe separado de ti: se ha convertido en tu sangre, tus huesos, tu médula; se ha convertido en ti.
El pasado tiene que ser digerido. No hay nada malo en el pasado. Es tu pasado. No necesitas empezar desde el ABC, porque si cada individuo tuviera que empezar desde el ABC no habría mucha evolución. Por esta razón los animales no han evolucionado. El perro es igual que el que había hace millones de años. El hombre es el único animal evolutivo. ¿Cuál es la causa de esta evolución? La evolución se produce porque el hombre es el único animal que puede asimilar su pasado. Una vez que asimilas el pasado te liberas de él. Puedes moverte libremente y usar tu pasado. Sino tendrás que pasar a través de muchas experiencias; tu vida será desperdiciada.
Puedes subirte a la espalda de tus padres, a la de tus antepasados y a la de sus respectivos padres y antepasados. El hombre está siempre subido a la espalda de otro hombre, por eso alcan­za esa altura. Los perros no pueden hacerlo, los lobos tampoco; dependen de sí mismos. Su estatura es su propia estatura. En tu estatura el Buda, Cristo, Patanjali, Moisés y Lao Tzu están asimilados. Cuanto más grande es la asimilación mayor es tu estatura. Puedes mirar desde la cima de una montaña, tu visión es grande.
Asimila más. No hace falta que te limites a tu gente. Asimila todo el pasado de las gentes de la tierra; sé un ciudadano del planeta tierra. No hace falta que te limites al cristiano, al hindú, al mahometano. iAsimílalos a todos! El Corán es tuyo, la Biblia es tuya, igual que el Talmud, igual que los Vedas y el Tao Te King; todos son tuyos. Asimílalos, de esta forma la cima desde la que mirarás a lo lejos será más alta, y serán tu­yas tierras y visiones distantes.
Nietzsche llama a esto la etapa del camello, pero no te quedes ahí atascado. Hay que moverse. El camello es la larva, el acumulador. Pero si te quedas atascado en esta etapa y permaneces para siempre como el camello, no conocerás las bellezas y las bendiciones de la vida. Nunca conocerás a Dios. Te quedarás anclado en el pasado. El camello puede asimilar el pasado pero no puede usarlo.
En el transcurso de su desarrollo personal llega un momento en que el camello se tiene que transformar en un león, para romper en pedazos el enorme monstruo conocido como: "No debes...". El león en el hombre ruge en contra de la autoridad.
El león es la reacción, la rebelión en contra del camello. El individuo ahora descubre su propia luz interna como la fuente primordial de todos sus valores auténticos. Se hace consciente de que su obligación principal es para con su propia creatividad interna, con su potencial más escondido. Algunos se quedan atascados en la etapa del león: siguen rugiendo y rugiendo hasta que acaban exhaustos.
Es bueno convertirse en un león, pero uno todavía tiene que dar un salto más, y éste consiste en convertirse en el niño.
Ahora bien, todos vosotros habéis sido niños. Pero aquellos que saben, dicen que la primera infancia es una falsa infancia. Es como el primer diente: tiene aspecto de diente pero no sirve para nada, se tiene que caer. Después nacen los dientes reales. La primera infancia es una infancia falsa, la segunda infancia es la verdadera. A ésta se la llama "la etapa del niño" o "la etapa del sabio"; significan lo mismo. A menos que la persona se vuelva totalmente inocente, libre del pasado, tan libre que no esté ni en su contra... Recuérdalo, la persona que todavía está en contra del pasado no está realmente libre de él. Todavía tiene algunos rencores, algunas quejas, algunas heridas. El camello todavía le persigue, la sombra del camello todavía le ronda. El león está ahí pero todavía tiene miedo del camello, aún teme que vuelva.
Cuando el miedo del camello ha desaparecido por completo, el rugido del león se detiene. Entonces nace la canción del niño.
Me gustaría que entraras en estas tres etapas, de un modo profundo y penetrante, porque tienen un valor inmenso.
La etapa del camello, la asimilación, equivale al niño en el vientre que no hace otra cosa que asimilar, come de la madre, no deja de crecer, está preparándose para el último salto, para entrar en el mundo. Ahora mismo el niño no tiene otro trabajo: durante nueve meses en el vientre de la madre come y duerme, duerme y come. Continúa comiendo y durmiendo; éstas son sus únicas dos funciones. Incluso después de nacer, el niño estará haciendo lo mismo durante meses: comer y dormir. Poco a poco, dormirá menos e irá comiendo menos. Está listo, está listo para convertirse en un individuo, y cuando esto ocurre aparece la desobediencia. El niño empieza a decir que no, el decir sí va desapareciendo poco a poco. Muere la obediencia, nace la desobediencia.
El estado del camello es el de la asimilación. El camello no sabe cómo decir no, no está familiarizado con el no. No ha escuchado la palabra y no ha disfrutado de las alegrías de decir no. Él sólo conoce el sí. Su sí no puede ser muy profundo, porque sin conocer el no tu sí no puede ser muy profundo; no puede dejar de ser superficial. El hombre que no ha conocido el no, ¿cómo puede conocer realmente el sí? Su sí será impotente. El sí del camello es impotente, porque no sabe lo que está sucediendo; sigue diciendo sí porque es la única canción que le han enseñado. Obediencia, creencia; éstas son las características de la etapa llamada "camello". Adán estaba en este estado antes de comer el fruto del Árbol del Conocimiento, y todo ser humano pasa a través de este estado.
Es un estado anterior a la mente y al ser. Todavía no hay una mente. Ésta está creciendo pero no es un fenómeno completo; es muy vago, ambiguo, oscuro, nebuloso. El ser está en camino pero sólo en camino; no tiene una definición clara. El niño todavía no se reconoce a sí mismo como separado. Adán antes de comer del fruto era parte de Dios. Estaba en el vientre, era obediente, decía sí, pero no era independiente. La independencia entra sólo por la puerta del no; por la puerta del sí sólo entra la dependencia. Por eso en la etapa del camello hay dependencia, impotencia. El otro es más importante que tu propio ser: Dios es más importante, y también el padre, la madre, la sociedad, el sacerdote, el político. Excepto tú, todo el mundo es importante; el otro es importante, tú todavía no estás ahí. Es un estado muy inconsciente. La mayoría de la gente se queda enganchada ahí; siguen siendo camellos. Casi el noventa y nueve por ciento de la gente siguen siendo camellos.
Es una situación muy triste que el noventa y nueve por ciento de los seres humanos se queden en larvas. Por eso hay tanta desgracia y no hay alegría. Y puedes seguir buscando la alegría pero no la encontrarás, porque la alegría no es algo que se dé ahí fuera. A menos que te conviertas en un niño -cuando se llega al tercer estado-, a menos que te transformes en una mariposa, serás incapaz de conocer la alegría. Ésta no es algo que se da fuera, es una visión que crece dentro de ti. Es sólo posible en la tercera etapa.
La primera etapa es la de la desgracia y la tercera es la de la dicha, y entre las dos está el estado del león, que algunas veces es desgraciado y otras agradable, algunas veces doloroso y otras placentero.
En la etapa del camello sois loros. Sois sólo memorias y nada más. Toda vuestra vida consiste en creencias que os han dado otros. Ahí encontrarás a los cristianos, los musulmanes, los hindúes, los jainistas y los budistas. Ve a las iglesias, a los templos, a las mezquitas y encontrarás grandes reuniones de camellos. No hallarás ni a un solo ser humano. Están repitien­do, como loros.
He oído una historia:

Cuenta la historia que un caballero medieval asistía a un curso para matar dragones en la escuela local. Varios caballeros más jóvenes acudían a esta clase especial impartida por el mago Merlín.
Nuestro antihéroe fue a ver a Merlín el primer día para hacerle saber que probablemente no le irían bien las cosas en el curso porque era un cobarde y estaba seguro de que siempre estaría demasiado asustado y sería demasiado inepto como para ser capaz de matar a un dragón. Merlín dijo que no hacía falta que se preocupara porque había una espada mágica para matar dragones y que él se la daría a este joven y cobarde caballero. El caballero estaba deleitado por tener este apoyo mágico oficial con el que cualquier caballero, no importaba lo poco que se lo mereciera, podría matar un dragón. Desde la primera salida a los campos, con su espada mágica en la mano, el cobarde caballero mató un dragón tras otro, liberando a una doncella tras otra.
Un día, hacia el final del curso. Merlín propuso una adivinanza en la clase a la que estaba asistiendo el caballero. Los estudiantes tenían que salir al campo y matar un dragón ese mismo día. En la conmoción de la excitación, mientras todos los demás caballeros corrían para probar su temple, nuestro antihéroe agarró del armero la espada equivocada. Pronto se encontró a sí mismo en la boca de la cueva de la que tenía que liberar a una doncella cautiva. Su captor salió corriendo hacia fuera respirando fuego. Sin saber que había agarrado la espada equivocada, el joven caballero retrocedió preparándose para acabar con la embestida del dragón. Cuando estaba a punto de golpear se dio cuenta de que había cogido la espada equivocada. Ésta no era la espada mágica, tan sólo era una espada corriente pero adecuada para buenos caballeros.
Era demasiado tarde para parar. Bajó la espada corriente con un certero barrido de su brazo, y para su sorpresa se desprendió la cabeza del dragón.
Volvió a la clase, con la cabeza del dragón atada a su cinturón, con la espada en la mano y la doncella a remolque, y corrió hacia Merlín para contarle su error y su inexplicable recuperación.
Cuando escuchó la historia del joven caballero, Merlín se hecho a reír. Su respuesta al joven caballero fue: «Pensé que ya te lo habrías imaginado, ninguna de las espadas son mágicas y nunca antes lo han sido. La única magia consiste en creer».

El camello vive en la magia de la creencia. Funciona. Puede hacer milagros. Pero el camello sigue siendo el camello; le falta crecer.
La gente que reza en los templos y en las iglesias está bajo la influencia de la creencia. No saben qué es Dios, nunca han sentido nada parecido; sólo creen. La magia de su creencia sigue haciendo algunas cosas, pero eso es todo un pretexto, una especie de mundo onírico. No han despertado de la inconsciencia, del sueño. Y recuerda, no estoy diciendo que esta etapa no sea necesaria; es necesaria, pero una vez que la has completado tienes que salir. No estás aquí para ser siempre un camello.
Y no te enfades con tus padres, con tus profesores, con los sacerdotes, con la sociedad, porque tienen que crear una especie de obediencia en ti, porque sólo gracias a la obediencia serás capaz de asimilar. El padre tiene que enseñar, la madre tiene que enseñar y el niño simplemente tiene que absorber. Si aparece la duda prematuramente, la asimilación se detendrá.
Sólo piensa en un niño en el vientre de su madre que empiece a dudar, morirá; si empieza a dudar si toma o no el alimento de esta mujer, si este alimento es o no es verdaderamente nutritivo -«¿Quién sabe?, puede que sea venenoso»-, si dormir veinticuatro horas o no, porque es demasiado estar durmiendo veinticuatro horas, durante nueve meses. Si un niño comienza a dudar un poco, en la duda morirá. Y todavía, llega un día en que hay que aprender a dudar, hay que beber de la duda. Cada cosa tiene su propia estación.

Escucha este hermoso poema de Carl Sandburg.

¿Qué deberá decirle a su hijo?

Un padre ve a su hijo acercándose a su hombría.
¿Qué deberá decirle?
“La vida es dura; sé de acero, sé una roca”.
Y eso puede que le sirva para las tormentas,
y para el aburrimiento y la monotonía,
para guiarle en medio de las traiciones repentinas,
y atarlo en los momentos flojos.
«La vida es un barro suave; sé suave, no te compliques.»
Y esto también podría servirle.
Brutos han sido suavizados donde fallaron los latigazos.
El crecimiento de una frágil flor en una subida
ha quebrado y partido, algunas veces, una roca.
Un pensamiento contará. Del mismo modo el deseo.
Igual que un rico y suave desear.
Sin un rico desear nada llega.
Dile que demasiado dinero ha matado a hombres
y los ha dejado muertos años antes de su entierro;
y cuestiona que el lucro, más allá de unas sencillas
necesidades, ha convertido a hombres suficientemente buenos
a veces en perversos gusanos secos.
Dile que el tiempo puede gastarse como cualquier cosa.
Dile que se haga el tonto de vez en cuando,
y que no se avergüence por haberse hecho el tonto
y aprenda algo de cada tontería,
esperando no repetir ninguna de las tonterías baratas
sino llegando a una comprensión íntima
del número de tontos que hay en el mundo.
Dile que esté solo a menudo y que esté con él mismo.
Y por encima de todo, dile que no se mienta a sí mismo,
sean cuales sean las mentiras blancas y los frentes protectores
que podría usar con otra gente.
Dile que la soledad es creativa si él es fuerte
y que las decisiones finales se toman en habitaciones
silenciosas.
Dile que sea diferente de otra gente
si el ser diferente le surge natural y fácilmente.
Déjale que tenga días perezosos buscando sus motivos más
profundos.
Déjale que busque profundo en dónde ha nacido naturalmente. 
Entonces quizás entienda a Shakespeare
Y a los Wright Brothers, Pasteur, Pavlov,
Michael Faraday y a las mentes libres,
trayendo cambios a un mundo que no le gustan los cambios.
Estará lo suficientemente solo
para tener tiempo para el trabajo
que conoce como suyo.

Cada padre se encuentra con este problema: ¿qué le digo a mi hijo? Cada madre se enfrenta con este problema: ¿qué le enseño a mi hija? A todos los profesores les preocupa: ¿qué se le debe enseñar a la nueva generación? El pasado tiene muchos, muchos momentos de gloria, muchas cimas de comprensión, muchas conclusiones que hay que impartir al niño.
En la primera etapa todo el mundo tiene que ser un camello, decir sí, creer todo lo que le es dado, asimilar, digerir, pero esto es sólo al principio del camino, no al final.
La segunda etapa es complicada. La primera te la da la sociedad; por eso hay millones de camellos y muy pocos leones. La sociedad te deja sólo cuando te has convertido en un camello perfecto. Más allá de esto, la sociedad no puede hacer nada. Ahí es donde termina el trabajo de la sociedad, de la escuela, el colegio, la universidad. Te deja convertido en un camello perfecto con título.
Tú sólo te tienes que convertir en un león, recuérdalo. Si no decides volverte un león, nunca te convertirás en un león. Ese riesgo hay que tomarlo individualmente. Es una apuesta. Además es muy peligroso, porque volviéndote un león molestarás a todos los camellos que tienes a tu alrededor, y los camellos son animales a los que les gusta la paz; están siempre listos para transigir. No quieren que les molesten, no quieren que suceda nada nuevo en el mundo, porque todo lo nuevo molesta. Están en contra de los revolucionarios, de los rebeldes, y no en contra de grandes cosas, no te creas no de Sócrates y de Cristo; ellos provocaron grandes revoluciones-, los camellos están asustados de cosas tan pequeñas que no te lo vas a creer.

He oído...

En diciembre de 1842, Adam Thompson, de Cincinnati, llenó la primera bañera en Estados Unidos. Las noticias acer­ca de la bañera de Thompson se propagaron rápidamente. Los periódicos dijeron que esta novedosa idea arruinaría la demo­crática simplicidad de la república...

Bueno, piensa en ello..., una bañera arruinando la integri­dad de la república democrática.

...los médicos predijeron reumatismo, inflamación de los pulmones, etc. Los sabios estuvieron de acuerdo en que bañarse en invierno produciría un declive de la robusta población. Filadelfia, la cuna de la libertad, trató de promulgar la prohibición de bañarse desde el primero de noviembre hasta el primero de marzo: Boston en 1845 ilegalizó el baño excepto por consejo médico; Hartford, Providencia, Wilmington y otras ciudades trataron de bloquear el hábito de bañarse poniendo unos precios muy elevados al agua. El estado de Virginia dio una buena bofetada al baño imponiendo un impuesto de 30 dólares al año para cada bañera introducida en el estado. Pero en 1922 ya se estaban manufacturando 889.000 bañeras al año. Pensar que en las vidas de gente que vive hoy todavía el hombre no sabía que el baño era bueno para él, coloca al hombre en una categoría de absoluta desconfianza respecto a su capacidad de juicio sobre cualquier materia.

Los camellos están sencillamente en contra de todo lo nuevo, no importa lo que sea. Podría tratarse sólo de una bañera, pero ellos racionalizarán su antagonismo.

En una parte de la antigua Grecia fue costumbre durante mucho tiempo que cuando un hombre proponía una nueva ley a la asamblea popular, lo hacía sobre una plataforma con una soga alrededor del cuello. Si la ley era aprobada le quitaban la soga, si fracasaba le quitaban la plataforma.

Los leones no son bien recibidos. La sociedad pone a los leones todo tipo de dificultades. Los camellos tienen miedo de esta gente. Entorpecen su comodidad, alteran su sueño, les crean preocupaciones. Provocan en los camellos el deseo de convertirse en leones; Ese es el auténtico problema.
¿Por qué fue crucificado Jesús? Su sola presencia... y muchos camellos empiezan a soñar en convertirse en leones y eso molesta su sueño, molesta su vida ordinaria, mundana.
¿Por qué fue apedreado el Buda? ¿Por qué no se le permitía entrar en las ciudades a Mahavira? ¿Por qué fue decapitado Mansur? Estas personas molestan; molestan su sueño, están rugiendo. El Buda llamó a sus sermones: «El rugido del León».
El primero, el estado del camello, te lo da la sociedad. El segundo tiene que ser alcanzado por el individuo. Alcanzándolo te conviertes en un individuo, te vuelves único. Dejas de ser un conformista, dejas de formar parte de la tradición. Abandonas el capullo: te conviertes en un gusano, empiezas a moverte.
El estado del león tiene estas características: independencia, capacidad de decir no, desobediencia, rebelión en contra del otro, de la autoridad, del dogma, de las escrituras, de la Iglesia, del poder político, del Estado. ¡El león está en contra de todo! Quiere sacudirlo todo y crear un mundo completamente nuevo, más cercano a los deseos de su corazón. Tiene grandes sueños y utopías en su mente. Mira enloquecido a todos los camellos, porque éstos viven en el pasado y el león empieza viviendo en el futuro. Se produce una gran brecha. El león anuncia el futuro, y éste sólo puede llegar si el pasado es destruido. Lo nuevo únicamente puede hacer su aparición en la existencia si lo viejo deja de existir y deja espacio para lo nuevo. Lo viejo tiene que morir para que lo nuevo sea. Por eso existe una continua lucha entre el león y el camello, y los camellos son la mayoría. El león aparece de vez en cuando, el león es una excepción, y la excepción sólo demuestra la regla.
Su característica es la falta de creencias, su característica es la duda. Adán prueba el fruto del conocimiento: nace la mente, el ser se convierte en un fenómeno definido. El came­llo no es egoísta, el león es muy egoísta. El camello no sabe nada del ego, el león sólo conoce el ego. Por eso siempre en­contrarás que los revolucionarios, los rebeldes -poetas, pinto­res, músicos- son todos muy egoístas. Son bohemios. Viven su vida, hacen lo suyo. Los demás les importan un pimiento. ¡Deja que se vayan al infierno! Han dejado de formar parte de cualquier estructura, se han liberado de las estructuras. El movimiento, el rugido del león, será egoísta. Necesitan un ego muy grande para meterse ahí.
En Oriente encontrarás más camellos, en Occidente encontrarás más leones. Por eso parece más fácil rendirse en Oriente. Para la mente occidental rendirse parece muy difícil. Pero hay que recordar una cosa: a la mente oriental le resulta muy fácil rendirse; por eso su rendición carece de mucho valor. Él ya se ha rendido. No sabe cómo decir no, por eso dice sí. Para una mente occidental es muy difícil rendirse. Para la mente occidental rendirse es una lucha, pero cuando finalmente lo hace se produce una gran transformación, porque la rendición ha sido dura, costosa, una tarea penosa. En Oriente la rendición es barata, en Occidente es muy costosa. Sólo algunos valientes se lo pueden permitir.
Oriente se rinde porque ya no hay posibilidades de convertirse en un león. Es muy fácil rendirse, es cómodo formar parte de la muchedumbre, de las masas. Occidente ha creado el ego. Ha prestado más atención al león -la duda, la incredulidad, el ego-, pero cuando la mente occidental se rinde, hay realmente una gran transformación.
Cuando la mente oriental se rinde, continúa siendo un camello. Si la mente occidental se rinde, se abre una posibilidad. para que nazca "el niño". Cuando el león se rinde se convierte en el niño; cuando el camello se rinde sigue siendo un camello.
Por eso podría parecerte paradójico, pero si comprendes lo que te estoy diciendo no será tan difícil, y la paradoja dejará de parecértelo. Primero hay que enseñarle el ego a cada individuo, sólo así será capaz de abandonarlo. Todo individuo tiene que llegar a tener un ego muy cristalizado; sólo entonces sirve de algo abandonarlo, y no de otra forma.
EL primer estado, el del camello, es inconsciente. El segundo estado, el del león, es subconsciente; un poco más alto que el inconsciente. Unos pequeños vislumbres del consciente han empezado a entrar. El sol está saliendo y están entrando algunos rayos en la habitación donde estás durmiendo a oscuras.  El inconsciente ya no es inconsciente.  Algo se agita en el inconsciente; se ha convertido en subconsciente.  Pero recuerda, el cambio no es muy grande –de camello a león-, como lo es ir del león al niño.  El cambio es una especie de regresión.  El camello empieza poniéndose cabeza abajo convirtiéndose en un león.  El camello dice sí, el león dice no.  El camello obedece, el león desobedece.  El camello es positivo, el león es negativo. Hay que comprender que el camello ha estado diciendo sí muchísimas veces y ha estado negando el no; el no se acumula, y llega un momento en que quiere tomarse la revancha sobre el sí. Las partes negadas se quieren tomar la revancha. Entonces toda la rueda gira: el camello se pone boca bajo y se transforma en león.
La diferencia entre el camello y el león es grande, pero ambos existen en el mismo plano. El capullo está estático en un lugar; el gusano comienza a moverse, pero sigue en la tierra. Nace el movimiento pero el plano es el mismo. Lo primero es dado por la sociedad: ser un camello es un regalo de la sociedad. Ser un león es un regalo que te haces a ti mismo. A menos que te ames no serás capaz de conseguirlo. A menos que te quieras convertir en un individuo, único por derecho propio, a menos que tomes el riesgo de ir en contra de la corriente, no serás capaz de convertirte en un león.
Pero si entiendes el mecanismo..., el león se engendra en el mismo corazón del camello. Una y otra vez, diciendo sí y negando el no, el no se va acumulando. Y llega un día en que uno se harta de decir sí; sólo por cambiar, uno quiere decir no. Uno está harto de lo positivo, su sabor se ha vuelto monótono; uno quiere probar el no sólo por cambiar.
Así es como el camello, por primera vez, comienza a soñar con el león. Y una vez que has probado el no -la duda, la incredulidad-, no puedes volver a ser nunca un camello, por la libertad que te da, por la liberación.
La mayoría se queda atascada en la etapa del camello, la minoría se queda atascada en la etapa del león. La mayoría significa las masas, la minoría la intelectualidad. El artista, el poeta, el pintor, el músico, el pensador, el filósofo, el revolucionario están atascados en el segundo estadio. Son mucho mejores que los camellos, pero el objetivo no se ha cubierto. No han llegado a casa. La tercera etapa es "el niño".
Escucha atentamente: la primera etapa te la otorga la sociedad; la segunda, el individuo se la otorga a sí mismo. La tercera es sólo posible si el gusano se acerca a una mariposa; si no, no es posible ¿Cómo se le va a ocurrir al gusano que él sólo puede volar, que puede convertirse en algo con alas? ¡No es po­sible! ¡Es imposible que se le ocurra! Es absurdo, ilógico. El gusano sabe cómo moverse, pero volar le resulta absurdo.
He escuchado que hay mariposas que enseñan a los gusanos que pueden volar, pero que ellos les ponen pegas y dicen: «No. Quizás sea posible para ti, pero a nosotros nos es imposible. Tú eres una mariposa, ¡nosotros sólo somos gusanos! Sólo sabemos reptar». Y uno que sólo sabe reptar, ¿cómo va a imaginarse volando? Es una dimensión diferente, una dimensión enteramente distinta: la dimensión vertical.  
Del camello al león hay una evolución. Del león al niño hay una revolución. En esta etapa hace falta un maestro. La sociedad te puede hacer un camello, tú mismo te puedes hacer un león, pero te hará falta un maestro -un Buda, un Cristo, un Rumi-, te hará falta una mariposa que tenga alas. Sólo viendo un fenómeno alado serás capaz de empezar a soñar con alas. ¿Cómo puedes soñar con algo que no conoces en absoluto?
¿Crees que una tribu primitiva que vive en algún lugar de los Himalayas puede soñar con un coche? No han visto ninguno, no pueden soñar con él. Sólo es posible soñar cuando has visto algo; cuando has visto un Cristo o un Buda o un Bodhidharma, y sabes que esto sucede. Toda esa gente tiene un aspecto similar a ti, y a pesar de eso no son como tú. Tienen el mismo cuerpo, la misma estructura, y a la vez algo de lo desconocido ha penetrado su ser. El más allá ha venido a ellos, el más allá en ellos se hace muy tangible. Si te acercas con simpatía y con amor serás capaz de tener algunos vislumbres de su cielo interior. Y una vez que hayas visto ese cielo interno comenzarás a soñar con él. Un gran anhelo surgirá en ti: ¿cómo convertirte en un fenómeno alado?
Esa es la infección que produce el maestro en el discípulo.
El tercer fenómeno sucede con la intervención del maestro. "El niño" significa creatividad, interdependencia.
La primera etapa, el camello, era dependencia; la segunda fue la independencia; pero en la inocencia uno llega a conocer que no hay allí ni dependencia ni independencia. La existencia es interdependencia; todos dependen de todos. Todo es uno.
Nace la sensación del todo: no yo, no él, no hay fijación en el sí o el no, no hay obsesión entre decir siempre sí o decir siempre no; hay más fluidez, más espontaneidad; no hay obediencia ni desobediencia, sino espontaneidad. Nace la responsabilidad. Uno responde a la existencia, no reacciona desde el pasado, y no reacciona desde el futuro.
El camello vive en el pasado, el león en el futuro, el niño en el presente, aquí y ahora. El camello es la pre-mente, el león es la mente, el niño es la post-mente. El camello es el pre-ser, el león es el ser, el niño es el post-ser. Ese es el significado del estado de no mente. Los sufíes lo llaman fana: el ego se ha ido, el otro también. Ambos se han unido, no puedes tener uno sin el otro. Yo/él son partes de una misma energía; ambos desaparecen.
El niño simplemente es... inefable, indefinible, un misterio, un asombro. El camello tiene memoria, el león tiene conocimiento y el niño tiene sabiduría. El camello es o bien cristiano, o hindú, o musulmán, teísta; el león es ateo, y el niño es religioso: ni teísta ni ateo, ni hindú, ni musulmán, ni cristiano ni comunista. Sólo una sencilla religiosidad, la cualidad del amor y la inocencia.
Adán comiendo el fruto se convierte en un león. Antes de comer el fruto del Árbol del Conocimiento, era el camello. Y cuando Adán ha vomitado nuevamente el fruto, abandonado su conocimiento, es el niño. Ese niño significa Cristo. Cristo dice una y otra vez a sus discípulos: «¡Arrepentios!». La palabra "arrepentios" en hebreo significa "regresa, vuelve"; el jardín del Edén todavía te está esperando. Vomita la manzana del conocimiento y las puertas se abrirán para ti.
El camello es Adán antes de comer la fruta, el león es Adán después de comer la fruta, y el niño es Adán convirtiéndose en Cristo, regresando a casa. El Buda lo llama nirvana, Jesús lo llama el reino de Dios. Lo puedes llamar como te guste: Tao, dhamma, moksha. Las palabras aquí no significan mucho; es un mundo de silencio. sin palabras, una inocencia sin pensamientos.
Ahora la historia.

Un hombre sabio, la maravilla de su tiempo, compartía con sus discípulos lo que parecía un inagotable almacén de sabiduría.

Hay que descifrar cada palabra.
Un hombre sabio... ¿Quién es un hombre sabio?: el niño.
La sabiduría no quiere decir conocimiento. El conocimiento no es sabiduría, el conocimiento es una moneda falsa, pseudo-sabiduría. Es prestado, lo has cosechado; está muerto. La sabiduría es lo que ha surgido en ti, ha florecido en ti, sale de tu propio ser y de tu propia fuente; está viva. La sabiduría es conocer la verdad por ti mismo. El conocimiento es acumular información de otros que pueden saber o que pueden no saber. ¿Quién sabe? Es una creencia, es memoria, es basura.
Un hombre sabio es aquel que ha entrado en Dios, que ha penetrado en el misterio de la vida, que se ha encontrado con la realidad. Un hombre sabio quizás no sea un erudito, quizás lo sea -no tiene importancia-, porque la sabiduría no tiene nada que ver con la erudición. Jesús no fue un erudito; cualquier otro rabino de su tiempo era más erudito que Jesús. El Buda no fue un erudito; cualquier otro brahman pandit era más erudito que él. No sabía mucho acerca de los Vedas pero era un hombre sabio. El conocimiento llega a través de la memoria, la sabiduría llega a través de la meditación. El conocimiento le es posible hasta a una máquina. Por eso los ordenadores son eruditos, pero ningún ordenador puede ser sabio. ¿Has oído hablar de algún ordenador sabio? Erudito por supuesto, más erudito que el hombre, más eficiente, más habilidoso; con menos posibilidades de cometer errores; muy rápido, rapidísimo, instantáneo. Haces la pregunta y ya tienes la respuesta, pero ésta será aquella que se le ha introducido antes al ordenador. No puede ser nueva, no puede ser original, no puede ser sabia. No se relacionará contigo como persona, te dará simplemente una respuesta a la pregunta. Observa la diferencia.
Si vienes a mí, tu pregunta es menos importante, eres más importante. De hecho respondo a tu pregunta para responderte a ti; la pregunta es secundaria. Pero si vas a un ordenador, a un pandit, a un erudito, tú no eres importante, la pregunta tiene toda la importancia. Él responde a la pregunta. El erudito, el hombre de sabiduría responde al que pregunta. El erudito siempre será consistente. Tú preguntas: «¿Existe Dios?», y el erudito siempre tiene una respuesta definida. Si él cree que sí, dirá que sí. No le importa quién está haciendo la pregunta, en absoluto.
Un día le preguntaron al Buda: «¿Existe Dios?» y él dijo: «No». El mismo día, por la tarde, otro hombre le preguntó: «¿Existe Dios?» y él dijo: «Sí». Y ese mismo día, por la noche, un tercer hombre preguntó: «¿Existe Dios?» y el Buda se quedó callado. Ahora bien, esto no lo puede hacer un ordenador. O bien sabes o no sabes. El ordenador simplemente conoce la respuesta y la proporciona. ¿Por qué el Buda se comporta de modo diferente con tres personas? Su discípulo, Ananda, estaba muy molesto, no entendía el comportamiento del Buda. Naturalmente, había escuchado las tres respuestas. Por la noche le preguntó al Buda:
-No puedo dormir. Cuéntame por qué. La pregunta fue la misma. ¿Por qué contestaste de modo diferente? A uno le dijiste que no, a otro le dijiste que sí, al siguiente no le dijiste nada, simplemente te quedaste en silencio y cerraste los ojos. ¿Por qué? La pregunta fue la misma, exactamente la misma.
-Pero los que preguntaban eran diferentes -dijo el Buda-. Estaba contestando a los que preguntaban. Uno era un ateo, no creía en Dios. Había venido a reforzar sus convicciones. Quería que yo dijera que no para que su creencia pudiera hacerse más fuerte, y yo no puedo ayudar a la creencia de nadie. Tengo que destruir las creencias. A ese hombre le dije: «¡Sí, Dios existe!», porque a menos que las creencias sean debilitadas nadie llega a saber.
»El otro hombre era un teísta, creía en Dios. Había venido a que le apoyara. No estoy aquí para apoyar las creencias de nadie. Estoy aquí para destruir todas las creencias para que la mente pueda ascender por encima de ellas hacia el saber. Por eso a él tuve que decirle algo diferente. ¡Tuve que decirle no!
»Y el tercer hombre no era ni teísta ni ateo, de modo que no hacía falta ni un sí ni un no. Tuve que quedarme en silencio. Le estaba diciendo: "Entra en silencio y conocerás. Haz lo que estoy haciendo yo. Cierra los ojos, entra en silencio y conocerás". La pregunta es tal que no puede ser respondida con un sí o un no. La pregunta es tan profunda que sólo puedes conocer la respuesta cuando estás en un profundo silencio. Tú sólo conocerás cuando la pregunta haya desaparecido; entonces la respuesta surgirá en tu ser.
Esto es un hombre sabio. Esto no puedes esperártelo de un estudioso, de un pandit, de un ordenador, de una máquina.

Un hombre sabio, la maravilla de su tiempo...

El hombre sabio siempre es una maravilla, porque es indefinible, es misterioso. La presencia del hombre sabio te embarca en viajes lejanos, en viajes fabulosos. El hombre sabio ayuda a que tu asombro se fortalezca. No te proporciona conocimiento. Destruye tu conocimiento y libera tu asombro, te convierte de nuevo en un niño, llena tu ser de sorpresa, de poesía, de misterio, de canción.                

Un hombre sabio, la maravilla de su tiempo, compartía con sus discípulos lo que parecía un inagotable almacén de sabiduría.

Y la sabiduría es inagotable. El conocimiento es inagotable, la sabiduría es inagotable, porque ser sabio significa estar en conexión con la fuente infinita de la totalidad. Estar en Dios es ser sabio. Dios es inagotable. El hombre sabio es un océano: puedes tomar tanto como puedas, nada se reduce, permanece igual que antes. No puedes reducir el infinito. El conocimiento es finito, es sólo una cantidad.

Él atribuía todo su conocimiento a un grueso tomo que
disfrutaba de un lugar de honor en su habitación.

¿Por qué atribuía su conocimiento a un grueso tomo?: por los camellos. Éstos no entendían el misterioso origen de su sabiduría. Para hacérselo comprensible tenía que guardar un grueso tomo en su habitación y solía decirles: «Toda mi sabiduría sale de este libro». Eso es comprensible. Si alguien dice: «Mi sabiduría proviene de los Vedas», lo entiendes; alguien dice: «Mi sabiduría viene del Antiguo Testamento», y lo entiendes; del Talmud, lo entiendes; pero si alguien dice: «Mi sabiduría no viene de ninguna parte», de repente hay un malentendido. El camello no puede entender el "ninguna parte", necesita que haya un determinado origen visible. Él vive en lo visible. Puede comprender el libro, pero no el corazón. Puede entender las teorías sobre Dios, pero no al mismo Dios.

Él atribuía todo su conocimiento a un grueso tomo que
disfrutaba de un lugar de honor en su habitación. El sabio no
permitía que nadie abriera el volumen.

Naturalmente, porque no contenía nada. Estaba vacío. Lo mantenía en el misterio, inaccesible a todos. Estaba custodiado.

Cuando murió, aquellos que habían estado a su lado,
considerándose a sí mismos como sus herederos, corrieron a abrir
el libro, ansiosos de poseer su contenido.

¡Fíjate en los camellos! Allí estaba la fuente viva, pero ellos no estaban tan interesados en la fuente viva como lo estaban en el libro. Hay millones de camellos como éstos interesados en el libro. Van cargados con la Biblia, con la Gita. Memorizan la Gita. Van repitiendo la misma Gita una y otra vez, leen lo mi­mo una y otra vez. Creen en el libro. Aunque Krishna esté allí, seguirán leyendo el libro. Le dirán a Krishna: «No nos moles­tes». Si Cristo llega mientras estás leyendo la Biblia le dirás: «Estate quieto. Estoy leyendo el libro, ven más tarde. Éste no es el momento, estoy rezando».
Y no te rías; ésta es la situación. La gente cree en el libro demasiado. El libro se convierte en lo más importante, ¡la pa­labra se vuelve más importante que la verdad! ¡La palabra "dios" se ha vuelto más importante que el mismo Dios!
Por eso cuando él muere, «aquellos que habían estado a su lado, considerándose a sí mismos como sus herederos...».
¡No lo eran! Los camellos no pueden ser herederos. Sólo en el tercer estadio, cuando eres un niño, puedes ser heredero de tu maestro, no antes. Los camellos siguen diciendo sí, de modo que creen que pueden convertirse en sus herederos porque son muy obedientes. Pero no pueden porque no han aprendido todavía a decir que no.
Hay una famosa historia:

Un rabino oyó que uno de sus discípulos había estado hablando cínicamente acerca de la experiencia de Dios y de sus enseñanzas. Le llamó para tener una entrevista y le preguntó: -Dime, ¿has estudiado los veinticuatro libros de la Biblia concienzudamente?
La honesta respuesta fue:
-No, no todos, y con certeza no concienzudamente.
-¿Y el Talmud? -fue la siguiente pregunta-. ¿Has leído sus sesenta volúmenes?  
-No, no -fue la respuesta más asustada.
 -Entonces déjame que te diga, hijo mío -concluyó el rabino-, ¡no has estudiado lo suficiente para adquirir los privilegios de la duda!

La duda es un privilegio. A menos que hayas estado asimilando no serás capaz de convertirte en un león. Decir no, dudar, es un privilegio. Es una etapa más elevada que la creencia, porque cualquier cobarde puede tener la creencia. Para decir no y empezar a dudar se necesita coraje. Casi siempre es así: los denominados teístas están en un plano espiritual menor o más bajo que los ateos. El ateo está en un plano un poco más alto, a pesar de que lo niegue. Es un león.
Esa gente debe de haber seguido al maestro al pie de la letra. Y obviamente pensaban que eran los verdaderos herederos. Corrieron a abrir el libro. El maestro había estado allí durante muchos años con ellos y nunca lo abrieron, nunca miraron en su corazón, nunca lo entendieron. Nunca bebieron de su fuente, pero ahora el maestro ha muerto y su primera curiosidad es ir al libro y ver qué es lo que tiene escrito. Fíjate cómo la gente se queda aferrada a lo insignificante y a lo no esencial.

Corrieron a abrir el libro, ansiosos de poseer su contenido.

Los camellos son camellos. Están más interesados en poseer el conocimiento que en volverse conocimiento, prefieren los contenedores al contenido. El contenido ya no está, la llama ya no está en la lámpara, ha desaparecido. Pero no estaban interesados en la llama, estaban interesados en la lámpara, y continuarán adorando la lámpara para siempre. No saldrá nunca ninguna luz de la lámpara..., la luz estuvo allí. No comprendieron a su maestro porque toda su idea del conocimiento era posesión. El conocimiento no es algo que se pueda poseer; tú no puedes poseer el conocimiento, y si lo posees sólo será erudición. A menos que te conviertas en el conocedor no tienes conocimiento. Sólo puedes fingir que lo tienes.
Se quedaron sorprendidos, confundidos y disgustados cuando
vieron que estaba escrito sólo en una página.

Los camellos siempre están interesados en la cantidad, no en la calidad. Todo su interés está en... Se hubieran puesto muy contentos si el libro hubiera estado escrito y si las páginas hubieran estado escritas. Hubieran disfrutado mucho. Pero sólo había algo escrito en una página y, además, en una esquina, el resto del libro estaba vacío.

Se quedaron sorprendidos, confundidos y disgustados
cuando vieron que estaba escrito sólo en una página.

Recuerda, el interés del camello está en la cantidad, el interés del león está en la calidad,  y el niño va más allá de la dualidad.  No está interesado ni en la calidad, ni en la cantidad.  Trasciende todas las dualidades.

Se quedaron incluso más desconcertados y luego irritados
Cuando trataron de descifrar el significado de la frase que
encontraron sus ojos.

Y sólo había un pequeño escrito, una sola línea.

Decía: cuando te des cuenta de la diferencia entre el con-
tinente y el contenido, obtendrás el conocimiento.

Imagínate a ti mismo esperando durante años para mirar en el libro,  lleno de curiosidad durante años, y entonces te encuentras con esto. Tú también te hubieras molestado; porque este maestro es un engaño, porque ha estado diciendo: «Toda mi sabiduría proviene de este libro», y en él no había nada, sólo una pequeña frase.
Pero esta frase es una semilla. Si la entiendes, podrás alcanzar el significado de todas las escrituras del mundo. Es algo condensado. Todas las escrituras están condensadas en esa frase: todos los Coranes, todos los Vedas, todas las Biblias están condensados en esta única sentencia, tremendamente poderosa. Medita sobre ella.

Cuando te des cuenta de la diferencia entre el continente y
el contenido, obtendrás el conocimiento.

Los camellos sólo están interesados en el contenedor; el contenedor lo es todo. No piensan en el contenido. Los leones están interesados únicamente en el contenido; están en contra del contenedor. El niño acepta ambos y va más allá, porque llega a saber que el contenido no puede existir sin el contenedor, ni éste sin aquél. El contenedor lo es sólo porque tiene contenido, y ambos van juntos. La materia y la mente existen juntas. Dios y el mundo existen juntos, son inseparables.
El camello piensa que el contenedor lo es todo. Esa es una visión parcial. Enfadado con el camello el león se va al otro extremo y dice: «El contenido es suficiente, y no me preocuparé del contenedor. ¡Tíralo!». Pero si tiras el contenedor también estarás tirando el contenido, porque son inseparables.
"Si tiras la flor estarás tirando también la fragancia, porque van juntas, igual que el cuerpo y el espíritu. El camello cree en el cadáver; no hay espíritu. No tiene ni idea del espíritu. El león cree en el fantasma; está en contra del cuerpo.
Pero cuando has trascendido ambos, cuando has dejado de decir sí a todo, o de decir no a todo, cuando ya no estás obsesionado con el teísmo o el ateísmo, cuando no eres ni, tradicional ni antitradicional, cuando eres sencillamente inocente con respecto a todas esas ideas, cuando tu espejo está totalmente limpio, sin polvo alguno, cuando no te sientes identificado con el camello, o con el león, cuando no eres ni un reaccionario, ni un revolucionario, cuando simplemente estás ahí, como un espejo silencioso, entonces llegas a saber que el contenedor y el contenido están unidos. A pesar de que el contenedor no es el contenido, y de que el contenido no es el contenedor; ambos van juntos. Viéndolos juntos y a la vez separados, el conocimiento aparece. Uno llega a saber.

Cuando te des cuenta de la diferencia entre el continente
y el contenido, obtendrás el conocimiento.

Y por último:
Muchos maestros han hablado en el idioma de los camellos porque hay millones de camellos: Mahoma, Moisés y gente como ellos. Han hablado el idioma de los camellos para que puedan entender. En esto hay compasión, pero hay también un peligro: que los camellos se queden en camellos. Algunos maestros han escogido usar el lenguaje del león: Cristo, Moisés. En cuanto a la expresión se refiere, es mejor que la de Moisés y Mahoma, pero no será entendida por las masas; Ese es el problema. Los camellos no serán capaces de absorberlo.
Jesús fue asesinado porque los camellos se enfadaron. Estaba hablando un idioma diferente, completamente ininteligible. Les parecían tonterías. ¡Ese hombre estaba loco! Piénsalo, en un mundo lleno de camellos, llega un león y empieza a hablar; no habrá camello que entienda. Cuando Jesús fue asesinado, los discípulos que tenía, los doce apóstoles, eran camellos. Él era un niño hablando el idioma de un león, y ellos eran camellos; crearon el cristianismo. Y una vez que los camellos crearon el cristianismo, éste se convirtió en una religión mundial.
El niño no tiene un idioma propio. La inocencia no tiene palabras. Por eso, el niño tiene que hablar el idioma del león por necesidad, porque es el más cercano a él, y el que mejor le sirve para expresarse a sí mismo.
Sucedió en los tiempos del Buda. Él hablaba en el idioma de los leones. El país estaba en un estado tal que había varios leones disponibles. Era un clímax, un máximo. No era un valle oscuro, era una cima llena de luz. Durante miles de años, en el pasado la India ha estado buscando y trabajando sobre la verdad, qué es y cómo alcanzarla. Mucha gente comprendió al Buda. Sus discípulos no eran camellos, eran leones. Los discípulos de Jesús eran camellos. Jesús era un niño hablando el idioma de un león. Cuando el Buda murió, sus discípulos eran muy testarudos. No hicieron concesiones a los camellos. Fueron sobornados, fueron convencidos, pero no hicieron concesiones. Siguieron rugiendo. El budismo fue arrancado de la India; los camellos finalmente lo destruyeron.
Cuando los budistas escaparon de la India, habían aprendido la lección: si quieres existir como religión, tendrás que utilizar el idioma de los camellos. En China abandonaron el rugido del Buda. En Japón, en Corea, en Ceilán, en Birmania, comenzaron a utilizar el idioma del camello. Mahayana es "el rugido del león". Hinayana es una traducción al idioma del camello del rugido del león. El budismo se extendió por toda Asia. Sucedió algo extraño: en la India nació el budismo, pero desapareció de la India, y todo Asia se convirtió al budismo.
Muy pocos han utilizado el idioma del niño. Nunca reunieron muchos discípulos; no pueden. Puedes reunir grandes masas a tu alrededor si utilizas el idioma del camello. Puedes reunir a los intelectuales a tu alrededor si hablas el idioma del león. Krishnamurti reúne a la intelectualidad a su alrededor; habla el lenguaje del león. Lao Tzu o Ramana usan el idioma del niño. Nadie les entiende, pero no son asesinados; recuerda, tampoco son crucificados. Nadie les entiende, nadie les sigue, nadie se preocupa de ellos. Se piensa de ellos que son buenas personas, poetas, un poco excéntricos, locos. La gente va a veces a ellos, es hermoso estar cerca de ellos, pero no crean una conmoción en el mundo. Lao Tzu llega y desaparece, no deja rastro. Ramana llegó y desapareció, sin dejar un rastro detrás. Éstos son los tres idiomas. ¡Yo hablo todos los idiomas! Por eso encontrarás camellos, leones y niños, todo tipo de gente a mi alrededor. Por eso parezco muy contradictorio. No puedo ser en absoluto consistente: cuando me dirijo a un camello hablo su idioma, cuando hablo con un león rujo, y cuando viene a mí un niño, me río, sonrío y me siento en silencio con él.
Este experimento nunca ha sido hecho anteriormente: nadie ha hablado los tres idiomas, porque crea problemas. Un idioma es bueno porque uno permanece consistente. Conmigo nunca puedes estar seguro, siempre estarás confundido. Pero yo uso la confusión también como una estratagema. Si un camello resulta confundido, empezará a crecer como león, porque a menos que esté totalmente confundido nunca crecrá. Si el león está confundido, comenzará a transformarse en el niño, porque creces sólo cuando estás muy confundido. Cuando no le ves sentido a ser quien eres, empiezas a crecer, a mirar a picos más elevados; quizás desde allí haya una visión mayor, una visión más grande. Utilizo la confusión como una estratagema. Confundiré a los camellos, a los leones; los niños no pueden ser confundidos, ellos lo entenderán. Serán capaces de entender que mis contradicciones no son contradicciones en absoluto; sólo parecen serlo porque estoy hablando en tres idiomas.
Medita sobre esta historia.
Aquí, estando conmigo, no pienses en las palabras. Mi mensaje no está en mis palabras sino en las pausas que hay entre ellas. Mi mensaje no está en lo que digo sino en lo que soy. Mi mensaje no es reducible a teorías y sistemas. O bien lo puedes vivir conmigo, o no lo comprenderás. Es un fenómeno vivo. Una vez que me haya ido empezarás a buscar en los libros, y te fastidiarás, y te enfadarás conmigo, porque sentirás que no te has enterado.
Mientras estoy aquí, aliméntate de mí, bébeme, absorbe. Abandónate a este misterio que te está siendo revelado, y entonces habrá una posibilidad de que no mueras como larva, de que te conviertas en un gusano, y finalmente te metamorfosees en una mariposa. iHaz crecer tus alas! iSueña grandes sueños en los que te crecen alas! Tienes el potencial. Eres la semilla; un gran, gran fenómeno es posible a través de ti. Y sólo cuando hayas florecido sabrás qué es Dios, qué es la verdad.